abertura que comunique con el exterior. Una pequeña muralla que arranca del muro exterior forma, al lado de la pieza situada en el ángulo oeste del patio, un espacio encerrado por tres lados, pero abierto hacia éste. Los muros del recinto continúan hacia el noroeste. En el plano están interrumpidos en los puntos a y b, pero siguen mucho más lejos y parecen haber continuado hasta la vivienda vecina,
formando un gran recinto desprovisto de habitaciones, el que quizás servía para agricultura o para encerrar las llamas que constituían el ganado de los indios.
Los muros o pircas, tanto de las habitaciones como de los grandes recintos, están construidos sin argamasa, con piedras brutas, la mayor parte rodadas, procedentes del arroyo vecino. Actualmente alcanzan un poco más de 50 centímetros de alto. Es difícil formar un juicio sobre su ancho primitivo, pues no se distinguen bien las piedras derrumbadas de las que todavía se encuentran en su lugar en la muralla. Sin embargo se ve que el ancho de ésta ha sido de más de 50 centímetros, pero de menos de un metro. Parece haber tenido un cimiento que no pasa de 50 centímetros de profundidad.