brioso caballo, una verdadera amazona, le dirije la palabra ofreciéndole ese grupo de bravos para reemplazar las bajas que la derrota acababa de hacer en sus filas.[1]
Esa inesperada aparicion femenina era la señora doña Paula Jara Quemada, dama opulenta, entusiasta, patriota, que al tener conocimiento de la desgraciada sorpresa que habia sufrido el ejército chileno reunió a todos los inquilinos i capataces de su hacienda de Paine i poniéndose a la cabeza de ellos con sus hijos e hijas salió al encuentro de los vencidos alentándolos con el ejemplo de su valor i abnegación.
I no era solo ese pequeño continjente de hombres el que la señora Jara Quemada iba a ofrecer a los vencidos, sino también todos los viveres de su hacienda, la magnífica caballada i las espaciosas casas de Paine, que fueron
- ↑ Un distinguido artista chileno, don Nicolás Guzman, autor del cuadro La Muerte de Pedro Valdivia, ha concebido la idea de trasladar a la tela esta grandiosa i sencilla escena. La señora de Jara Quemada, al frente de su pintoresco ejército i rodeada de sus hermosas hijas, hará el mas encantador contraste al lado del otro grupo de soldados vencidos i desalentados que mandaba San Martin. Se verá ahí a la mujer comunicando al hombre su entusiasmo i su fé en uno de los momentos mas supremos.