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Rosario Rosales.

favor; el favor de cuidar de un viejo, casi un cadáver! pero fué rechazada en todas partes.

¡Hermoso espectáculo el que ofrecía aquella mujer jóven, adornada con todas las gracias del espíritu, con todos los atractivos de una figura encantadora, que perseguia con obstinacion su propósito i no se desalentaba ante las dificultades, las humillaciones i los mil peligros de su situacion! Se presenta delante de todos los poderosos del dia i les espone su exijencia; pero nadie la atiende. Suplica, exije, llora, se desespera, todo inútilmente. Hasta los lacayos le cierran el paso. No ha habido calvario igual al de esa jóven.

Llega al fin el dia de la partida, i los deportados son embarcados a bordo de la corbeta Sebastiana. Cuando la enerjía mas viril se hubiera doblegado ella no se desalienta un instante. Se presenta a sir Tomas Staime, comandante de la fragata inglesa Bretona, anclada en Valparaiso, i le ruega pida al capitán de la Sebastiana le conceda el favor de seguir a su padre. El marino se conmueve ante esa súplica tan noble i ante esa mujer tan bella i le promete obtener lo que solicita. El corazon