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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

¡Es la boca de un joven esbelto y dulce, un gamo joven con el cuello tierno é inclinado, un adolescente de cintura flexible!

¡Es el labio húmedo de mi amigo, delgado y vivo, joven de dulces labios de un rojo oscuro!


Pero todo esto cuando tenía diez y ocho años, pues cuando alcanzó la edad de hombre, el principe Diadema llegó á ser tan admirablemente hermoso, que fué un ejemplo citado en todos los países mu- sulmanes, á lo largo y á lo ancho. Y así, el número de sus amigos y de sus íntimos fué muy considera- ble; y cuantos le rodeaban querían verle reinar en el país como reinaba en los corazones.

En esta época, el principe Diadema se apasionó por la cacería y las expediciones por bosques y sel- vas, á pesar del terror que sus constantes ausencias inspiraban á su padre y à su madre. Y un día mandó á sus esclavos que prepararan provisiones para diez dias, y partió con ellos para una cacería á pie y con galgos. Y anduvieron durante cuatro días, hasta que llegaron por fin á una comarca abundante en caza, cubierta de bosques habitados por toda clase de ani- males silvestres y regada por numerosas fuentes y arroyos.

Y el príncipe Diadema dió la señal para que co- menzase la caza. Se tendió la amplia red de cuerda alrededor de un gran espacio, y los ojeadores irra- diaron de la circunferencia al centro, llevándose por delante á todos los animales enloquecidos, em-