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HISTORIA DEL REY OMAR AL-NEMAN...

caderes y saquear las caravanas. Y tal es la causa de que anoche estuviese en el sitio doude me oísto cantar. Pero joh compañero! ¿qué vale esa canción si se la compara con la belleza de mi prima Nejma? Porque el que ve á Nejma, aunque sólo sea una vez, se siente con el alma llena de bendición para toda la vida.» Y dichas estas palabras, calló el beduino.

Entonces le dijo Kanmakán: «¡Ya sabía yo, ¡oh compañero! que tu historia debía parecerse á la mía! ¡Así es que en adelante vamos á combatir jun- tos y á conquistar á nuestras amantes con el fruto de nuestras hazañas!>>

Y al acabar de decir estas palabras, se alzó á lo lejos una polvareda que se acercó rápidamente; y ya disipada, apareció ante ellos un jinete cuya cara estaba amarilla como la de un moribundo, y cuyo traje estaba manchado de sangre. Y el jinete excla- mó: «¡Oh musulmanes! Un poco de agua para lavar mi herida. ¡Sostenedme, porque voy á exhalar el alma! ¡Auxiliadme, y si muero, será para vosotros mi caballo!» Y efectivamente, el caballo no tenia igual entre todos los caballos de las tribus, y su perfección dejaba asombrados á cuantos lo mira- ban, pues reunía todas las cualidades de un buen caballo del desierto. Y el beduino, que como todos los de su raza entendía de caballos, exclamó: <¡Ver- daderamente, tu caballo es uno de esos que ya no se ven en nuestro tiempo!» Y Kanmakán dijo: <<¡Oh jinete! Alárgame el brazo para que te ayude á ba- jar.» Y cogiéndolo lo colocó suavemente en el cés-