Y al día siguiente, el noble Doreid, acompañado de los notables de su tribu, fué, con gran aparato, en busca del padre de Tumadir, y le rogó que se la diera en matrimonio. Y el viejo Amr, sin hacer esperar su respuesta, dijo al jinete poeta: «Mi querido Doreid, no se rechazan las proposiciones de hombre tan generoso como tú; no se rehusan los deseos de jefe tan honrado como tú; no se da en el hocico á un semental como tú. Pero debo decirte que mi hija Tumadir tiene en la cabeza ciertas ideas, ciertas maneras de ver...
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PERO CUANDO LLEGÓ LA 974.ª NOCHE |
»...no se da en el hocico á un semental como tú. Pero debo decirte que mi hija Tumadir tiene en la cabeza ciertas ideas, ciertas maneras de ver... Y se trata de ideas y maneras de ver que por lo general no tienen las demás mujeres. Y yo siempre la dejo en libertad de obrar como le plazca, porque mi Khansa no es como las demás mujeres. Voy, pues, á hablarle de ti lo más elogiosamente que pueda, te lo prometo; pero no respondo de su con-