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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

galuces del Saber y de la Historia, y desde allí asistamos al desfile del cortejo maravilloso de las figuras antiguas, à fin de que, á su paso, se esclarezca nuestro espíritu, y se encamine, iluminado, hacia la perfección. ¡Amin!»

Y todos los invitados del joven rico se llevaron las manos al rostro, contestando: «¡Amin!»

Entonces sentóse él en medio de su auditorio silencioso, y dijo: «¡Oh amigos míos! no sé comenzar mejor la distribución de las cosas admirables que haciendo beneficiarse de ellas à vuestro entendimiento con el relato de algunos rasgos de la vida de nuestros padres árabes de la gentilidad, los verdaderos árabes de las arenas, cuyos maravillosos poetas no sabían leer ni escribir, en quienes la inspiración era un don vehemente, y que sin tinta ni cálamo ni censores formaron esta nuestra lengua árabe, la lengua por excelencia, aquella de que se ha servido el Altísimo, con preferencia á todas las demás, para dictar sus palabras á su Enviado (¡con Él la plegaria, la paz y las más escogidas bendiciones!) ¡Amin!»

Y habiendo respondido de nuevo los invitados: «¡Amin!», dijo:

«He aquí, pues, una historia entre mil de aquellos tiempos heroicos de la gentilidad: