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HISTORIA DEL PASTEL HILADO...

que se alimente de ello el oído de quien te escuche. Y quienquiera que obtenga ciencia, obtiene un bien inmenso. Y el Retribuidor otorga la sabiduría á quien quiere, y el ingenio se creó por orden suya; pero, entre los hijos de los hombres, sólo un pe- queño número está en posesión de los dones espiri- tuales.» Por eso ha dicho Alah el Altísimo, por boca de su Profeta bendito (¡con Él la plegaria y la paz!): <¡Oh creyentes! haced limosnas con las cosas mejo- res que hayáis adquirido, porque no alcanzaréis la perfección hasta que hagáis limosnas con lo que más queráis. Pero no las hagáis por ostentación, pues entonces os pareceriais á esas colinas rocosas cubiertas apenas por un poco de tierra: si cae un diluvio sobre esas colinas, no dejará mas que una roca pelada. Hombres así no sacarán ningún pro- vecho de sus obras. Pero los que se muestran ge- nerosos, por su firmeza de alma se parecen á un jardín plantado en un ribazo que regaran las llu- vias abundantes del cielo y cuyos frutos tuvieran doble tamaño del corriente. Si no cayera en él la lluvia, caería el rocío. Y entrarán en los jardines del Edén. >>

»Por eso ¡oh huéspedes míos! os he congregado esta noche. Porque no queriendo, como el avaro, guardar para mi solo los frutos de la ciencia, deseo que los probéis conmigo, para marchar juntos por el camino de la inteligencia.»

Y añadió:

«Paseemos, pues, nuestras miradas por los tra-