el diván de la justicia. Y entraron los oficiales y los dignatarios y los querellantes. Y juzgó, y nombró para empleos, y destituyó, y ultimó los asuntos pen- dientes, y dió órdenes, hasta el fin de la jornada. Y el visir, padre de Schahrazada y de Doniazada, cada vez se acercaba más al límite de la perplejidad y del asombro.
En cuanto al rey Schahriar, cuando levantó la se- sión y terminó el diván, se apresuró á volver á sus habitaciones, junto á Schahrazada.
Y AQUELLA NOCHE ERA LA 1,001,a NOCHE
Y en cuanto el rey Schahriar acabó su cosa acos- tumbrada con Schabrazada, la joven Doniazada dijo á su hermana: «Por Alah sobre ti, ¡oh hermana mía! si no tienes sueño, apresúrate á contarnos la conti- nuación de la tierna historia del príncipe Jazmín y de la princesa Almendra.» Y Schahrazada acarició los cabellos de su hermana, y dijo: «¡De todo cora- zón amistoso, y como homenaje debido á este rey magnánimo, señor nuestro.>
Y prosiguió la historia en estos términos:
...y á medianoche nombró al príncipe Jazmín
pastor de sus rebaños.
Y desde entonces, el príncipe Jazmín ejerció exteriormente el oficio de pastor é interiormente se