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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

PERO CUANDO LLEGÓ LA 981.a NOCHE

Ella dijo:

... Y si me hubiera pedido orchilla humana, ha- bria ido yo á buscarla en todos los cráneos de ahor- cados, en todos los huesos mohosos del mundo.

Y precisamente compuse, en recuerdo suyo, la música y palabras de este canto, cuando su amo Ibn Ghamín partió para la peregrinación, lleván- dola consigo, así como á sus demás esclavas.

¡Oh Ibn Ghamin! ¡qué penoso estado el de un amante desdichado á quien has dejado muerto, aunque viva to- davía!

¡Le has dado en un brebaje las dos amarguras más terribles: coloquintida y ajenjo!

¡Oh camellero del Yemen que conduces la caravana! Ime has herido, hombre siniestro!

¡Has separado corazones como jamás se han visto y los has consternado con tu aspecto de búfalo sal- vuje!

Pero, aun con toda mi pena de amor, mi suerte, á pesar de todo, no es comparable en negrura á la de otro enamorado de la Azul, Yezid ben Auf, el cambista.