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LOS TRAGALUCES DEL SABER...

donde está tengo miedo de que se vea expuesta á cualquier desgracia irremediable. Te suplico, pues,que me permitas traértela y dejarla contigo hastami regreso.» Y al punto le di mi consentimiento. Yse marchó.

»Y al día siguiente vino á mi casa su hija. Y era una joven de aspecto delicioso, de buena apariencia, alta y bien formada. Y sentí por ella un afectogrande. Y la hice acostarse en la habitación dondeyo dormía.

»Y una siesta, mientras dormía, me sentí de pronto asaltada en mi sueño y arrollada por un hombre que pesaba sobre mí á plomo y me inmovilizaba, sujetándome ambos brazos. Y deshonrada,mancillada ya, pude por fin soltarme de su abrazo.Y descubrí que él no era otro que mi joven compañera. Y me habia engañado el disfraz de aqueljoven imberbe á quien tan fácil había sido pasarpor una muchacha.

»Y cuando le maté, hice sacar su cadáver ymandé que le dejaran en el paraje donde se le encontró. Y permitió Alah que yo fuese madre porculpa de los manejos ilícitos de aquel hombre. Y cuando eché al mundo el niño, hice que le dejaran también en el camino donde se abandonó á su padre, sin querer encargarme ante Alah de criar á unhijo que me había nacido contra mi consentimiento.

»Y esta es ¡oh Emir de los Creyentes! la historia exacta de esos dos seres. Y te he dicho la verdad. ¡Y Alah responderá por mí!»