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HISTORIA DE BAIBARS...

visir!?» El visir contestó: «¡Ualah! ¡por algo hube de decirte que te habían tomado esta tierra! Figúrate que me ha dado cien bolsas llenas de oro de regalo, y me ha dicho: «¡Tómalas para ti, porque eres pobre!» Eso es lo que me ha dicho. Después de semejante cosa, ¿puedes dudar de que te ha tomado esta ciudad y este país?» Y el rey dijo: «¿Verdaderamente, lo crees así? ¡En ese caso, también yo voy á tratar de burlar la vigilancia de los guardias barbarines, y á subir arriba para ver á ese rey!» Y lo hizo como lo dijo.

Cuando le vió Yasmina, la dama de los árabes, le reconoció, pero sin demostrarlo. Y se levantó de su trono en honor suyo, y le dijo: «¡Ten la bondad de sentarte!» Y cuando el rey vió que se levantaba en honor suyo aquel á quien creía un rey extranjero, se le tranquilizó el corazón y se dijo á sí mismo: «¡Indudablemente es un súbdito y no un rey, pues no se levantaria así por un cualquiera á quien no conoce!» Y se sentó en el asiento; y llegaron los refrescos; y bebió él y se sació. Entonces acabó de envalentonarse, y preguntó á Yasmina, la dama de los árabes: «¿De qué calidad sois?» Y ella sonrió, y contestó: «Somos gente rica.» Y mientras hablaba así destapó el frasco, y al instante salieron de él diez maravillosas esclavas blancas, que bailaron con castañuelas. Y antes de desaparecer, cada una de ellas echó diez bolsas llenas de oro en las rodillas de Yasmina.

Y el rey se maravilló del frasco hasta el límite de la maravilla...