dama se le ha caído una sortija en el río. Y nadie, excepto tú, podrá traerla.» Él les dijo: «Está bien. Tomad, aquí está la sortija.»
Y el rey cogió la sortija, y fué á llevársela á la joven de la Tierra Verde, y le dijo: «¡Toma, aquí tienes tu sortija, y hagamos esta noche el contrato de matrimonio!» Ella le dijo: «Pero en mi país, cuando una joven va á casarse, hay una costumbre.» Él dijo: «Está bien. Dimela.» Ella dijo: «Se abre un foso desde la casa de la novia hasta el mar, se le llena de leños y haces y se le prende fuego. Y el novio se arroja al fuego y camina por él hasta el mar, donde toma un baño, para ir entonces en dirección á casa de su novia. Y de tal suerte queda purificado por el fuego y por el agua...
PERO CUANDO LLEGÓ LA 943.ª NOCHE |
Ella dijo:
»... Y de tal suerte queda purificado por el fuego y por el agua. Y á eso se reduce la ceremonia del contrato de matrimonio en mi país.»
Entonces el rey, que estaba prendado de la hermosa, ordenó abrir el foso consabido, lo llenó de