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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

padre.» Y su padre le dijo: «Está bien, hijo mio.» Y se levantó y le dió una red y un cesto, y le dijo: «Toma, ahí tienes los utensilios de pesca. Y ve á pescar mañana, aun cuando no ganes lo que necesitas para vivir.»

Y al día siguiente, por la aurora, el mozalbete Mohammad fué á echar la red al mar. Pero no cayó en la red mas que un salmonete pequeño. Y Mohammad retiró la red, y se dijo: «Voy á asar este salmonete en sus propias escamas, y á comérmele de almuerzo.» Fué, pues, á coger algunas hierbas secas y trozos de leña, les prendió fuego, y puso el salmonete á asar en la lumbre. Entonces el salmonete abrió la boca y le dirigió la palabra, diciéndole: «¡No me quemes, ya Mohammad! Soy una reina entre las reinas del mar. ¡Vuélveme al agua en donde estaba, y te seré útil en épocas de desgracia, y vendré en tu ayuda en los dias de necesidad!» Y él dijo: «Está bien.» Y devolvió al mar el salmonete consabido. Y esto es lo referente á él...

En este momento de su narración, Schahrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente.