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HISTORIA DE BAIBARS...

me presenté con mis hombres ante el kadi, que exclamó en cuanto me vió: «¡Bismilah! ¡ya está ahi mi deudor! Pero ¿dónde está mi hacienda?» Y contesté: «¡Oh señor kadi! Mi cabeza no es nada al lado de la cabeza del kadi, y no tengo nadie que me apoye. Pero si la razón está de parte mia, lucirá claramente.» Y el kadi, furioso, me gritó: «¿Qué estás hablando de razón? ¿Acaso piensas poder disculparte ó librarte de lo que te espera, si no has encontrado á la mujer y mi hacienda? ¡Por Alah, que entre la razón y tú hay una distancia considerable!» Entonces yo, con mucho aplomo, le miré fijamente á los ojos, y le recité la asombrosa historia que hube de aprender y que de acusado me convertia en acusador. Y el efecto que produjo fué exactamente igual á como lo habia previsto la joven. Porque el kadi, indignado, vió ennegrecerse el mundo ante sus ojos; y le llenó el pecho una cólera grande; y se le puso el rostro como un pimentón; y exclamó: «¿Qué estás diciendo, ¡oh el más insolente de los soldados!? ¿No temes hacer semejante suposición con respecto á mí, delante de mi y en mi casa? ¡Pero no importa! Ya que tienes sospechas, puedes practicar un registro en seguida. Y cuando quede bien demostrado que obraste arbitrariamente, será más importante el castigo que te imponga el sultán.» Y mientras hablaba así, se había puesto como una marmita al rojo en la que se echara agua fría.

Entonces invadimos la casa, y registramos por