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HISTORIA DE BAIBARS...

hijos míos! que veo alli una sombra. Pero ¡qué rico olor!» Y miraron ellos en todas direcciones para descubrir la procedencia del aroma. Y vimos á la hermosa consabida, cubierta de sedería y cargada de brocados, que nos miraba llegar, inclinada y con el oído atento. Y me acerqué á ella haciéndome el ignorante, y le dirigí la palabra, diciendo: «¿Qué clase de dama eres ¡oh mi señora! para no temer nada de la noche y de los transeuntes, tan bella como eres y ataviada y completamente sola como estás?» A lo cual me dió ella la respuesta que habíamos convenido la víspera; y me encaré con mis hombres, como para pedirles su opinión. Y me contestaron: «¡Oh jefe nuestro! Si quieres, conduciremos á esta mujer á tu casa, donde estará mejor que en ninguna otra parte. Y no dudamos de que sabrá agradecértelo, porque indudablemente es rica, y bella, y va adornada con cosas preciosas. ¡Y harás de ella lo que quieras; y por la mañana se la devolverás á su madre amada!» Y les grité: «¡Callaos! ¡Me refugio en Alah contra vuestras palabras! ¿Acaso mi casa es digna de recibir á semejante hija de emir? ¡Y además, ya sabéis que vivo muy lejos de aquí! Lo mejor será pedir hospitalidad para ella al kadi del barrio, cuya casa está aquí precisamente.» Y mis hombres me contestaron con el oído y la obediencia, y empezaron á llamar á la puerta del kadi, la cual abrióse al punto. Y apareció en la entrada el propio kadi, apoyado en los hombros de dos esclavos negros. Y después de las zalemas por