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HISTORIA DEL PASTEL HILADO...

lla!», sus labios decían: «¡Chiquilla!» y su barrenilla decía: «Menea tu quilla, ¡oh mimosilla muchachilla! ¡oh perla en la orilla! Estirate y encógete en tu silla, ¡oh bienamada costilla!» Y así diciendo, la ciudadela quedó agujereada por las cuatro junturas, y se desarrolló la heroica aventura, sin mataduras, pero con anchas desgarraduras; sin amarguras, pero con mordeduras; sin fisuras, pero con rompeduras, ensanchaduras y rozaduras; sin pavura ni dolorosa cura ni curvatura, pero con rechinar de coyunturas del cabalgador de buena estatura y de la montura de hermosa figura, y todo se llevó á cabo con desenvoltura y con mucha premura. ¡Loores al Dueño de las criaturas que á la joven la madura para todas las posturas, y al joven le hace don de su fuerte natura con vistas á la futura progenitura!

Y tras de una noche pasada enteramente en las delicias de los abrazos, de las succiones y de los restregones, Maruf se decidió por fin á ir al hammam, acompañado por los suspiros de contento y de sentimiento de la joven. Y después de tomar su baño y ponerse un traje magnífico, se fué al diván, y se sentó á la diestra de su tío el rey, padre de su esposa, para recibir los cumplimientos y felicitaciones de los emires y de los grandes. Y con la propia autoridad mandó buscar á su enemigo el visir, y le ordenó que distribuyera ropones de honor á todos los presentes é hiciera dádivas innumerables á los emires y á las esposas de los emires, á los grandes de palacio y á sus esposas, á los guardias y á sus