y encargado lo que tenía que encargar, se me ha hecho tarde, pues cuando llegué á nuestro barrio de la ciudadela, vi que ya estaban cerradas las puertas. Y entonces, creyendo encontrar alguna persona conocida en cuya casa pudiese pasar la noche, he vuelto á la ciudad; pero mi mala suerte ha hecho que no encuentre á nadie. Y desolada por hallarme asi, siendo la hija de un notable, sin amparo en medio de la noche, he venido á sentarme en el umbral de esta morada, que me han dicho es la del kadí, á fin de que su sombra me proteja. Y mañana por la mañana volveré á casa de mis padres, que ya deben creerme muerta, ó por lo menos perdida.» Entonces tú, ¡oh capitán Moin! como eres inteligente, verás que, en efecto, voy vestida con ricos vestidos, y pensarás: «A un musulmán no le está permitido dejar en la calle á una mujer tan bella y tan joven, toda cubierta de perlas y de joyas, que puede ser violentada y robada por cualquier facineroso. Además de que, si en el barrio ocurriera semejante cosa, yo mismo, el capitán Moin, con mis ojos, sería responsable del atentado ante nuestro amo el sultán. Es preciso, pues, que, de una ú otra manera, tome bajo mi protección á tan encantadora persona. Por tanto, voy á poner cerca de ella á uno de mis hombres armados, para que la guarde hasta mañana, ó quizá sea mucho mejor—porque no tengo bastante confianza en mis guardias—buscar sin tardanza una morada de personas respetables que la alberguen honorablemente hasta maña-
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HISTORIA DE BAIBARS...