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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE
PERO CUANDO LLEGÓ
LA 961.ª NOCHE

Ella dijo:

...Y ésta, más furiosa todavía por aquella manifestación inofensiva de su víctima, se precipitó sobre él y le agarró por la barba á manos llenas, y se colgó á plomo de los pelos de aquella barba, gritando á plenos pulmones: «¡Socorro, ¡oh musulmanes! que me asesina!»

Y á sus gritos acudieron los vecinos, é intervinieron entre ambos, y á duras penas libraron la barba del desgraciado Maruf de los dedos crispados de su calamitosa esposa. Y vieron que tenía el rostro ensangrentado, la barba manchada y un diente roto, sin contar los pelos de la barba que hubo de arrancarle aquella mujer furiosa. Y conociendo ya de larga fecha su indigna conducta para con el pobre hombre, y al ver también las pruebas que demostraban palpablemente que una vez más era él víctima de aquella calamitosa, la sermonearon y la dirigieron discursos razonables, que hubiesen llenado de vergüenza y corregido para siempre á cualquiera que no fuese ella. Y tras de regañarla así, añadieron: «¡Todos nosotros acostumbramos á comer con gusto la kenafa preparada con miel de caña de azúcar, y la encontramos mucho mejor que