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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

¡Loores á Alah, que hace florecer las rosas y unirse los corazones de los enamorados, al Todopoderoso, al Altisimo! Y la bendición y la plegaria para nuestro señor y soberano Mahomed, príncipe de los Enviados, y para todos los suyos. Amén.

Y cuando Schahrazada hubo contado esta historia, se calló. Y su hermana, la tierna Doniazada, exclamó: «¡Oh hermana mía! ¡cuán dulces y encantadoras y deliciosas en su frescura son tus palabras! ¡Y qué admirable es esa historia de la rosa marina y de la joven de China! ¡Oh! ¡por favor, ya que hay tiempo todavía, apresúrate á contarnos algo que se le parezca!» Y Schahrazada sonrió y dijo: «Está bien, y lo que quiero contar es mucho más admirable, ¡oh pequeñuela! Pero en verdad que no lo contaré sin que antes me lo permita nuestro amo el rey.» Y dijo Schahriar: ¿Acaso dudas del gusto que en ello tengo, ¡oh Schahrazada!? ¿Y podría yo pasar en adelante ni una noche sin tus palabras en mis oídos y sin tu vista en mis ojos?» Y Schahrazada dió las gracias con una sonrisa, y dijo: «En ese caso, contaré la Historia del pastel hilado con miel de abejas y dela esposa calamitosa del zapatero remendón.»
Y dijo: