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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

raptor Nurgihán, se levantó consolada, y permitió á sus doncellas que la arreglaran y la aderezaran y la vistieran.

Entonces aquellas jóvenes encantadoras pusieron á contribución toda su habilidad para hacer brillar á su señora. La peinaron y la perfumaron, pasando los peines por su cabellera con tanto arte, que el almizcle de Tartaria evaporábase de envidia ante el buen olor que exhalaba ella, y los corazones bailaban en los pechos al ver la trenza espléndida que le caía hasta los riñones, trenzada como las palmas en los días de fiesta. Y le pusieron luego al talle un ceñidor de muselina roja, cada hilo del cual estaba tejido para cazar corazones. Después la envolvieron en una gasa rosa que dejaba ver el color del cuerpo, y en un calzón de amplitud real, de tejido más espeso, á propósito para subyugar al mundo. Y adornaron de perlas la raya que separaba sus cabellos, de modo que al verla las estrellas de la Vía Láctea quedaran cubiertas de confusión. Y en su frente pusieron una brillante diadema, que la tornó tan brillante que podria creerse en la aparición de una nueva luna en el cielo.

Y la dejaron tan bella y tan maravillosa, que cualquiera se quedaria, contemplándola, inmóvil de asombro como ante las pinturas de un muro. Pero aún la embellecia más su propia belleza que todos estos adornos.

Y cuando estuvo ataviada de tal suerte, se presentó, con el corazón palpitante, entre los árboles