Página:Las mil noches y una noche v22.djvu/172

Esta página ha sido corregida
170
LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

Y asimismo, nada hay tampoco más embustero que este otro refrán: «Cuando se busca un objeto perdido, es preciso que uno mismo se pierda para encontrarlo. Porque yo, tan débil y tan joven como soy, quiero desde este instante ¡por Alah! ponerme en busca del raptor de mi rosa y conocer el motivo de su latrocinio. Y le castigaré por haberse atrevido á posar la mirada de su deseo en mi virginidad de princesa adormecida.

Dijo, y al instante se puso en camino, agitando las alas de la impaciencia, seguida de sus jóvenes esclavas, á quienes había vestido de guerreros.

Y á fuerza de caminar, preguntando por doquiera durante el viaje, acabó por llegar sin contratiempo al Scharkistán, reino de Zein El-Muluk, padre de Nurgihán.

Y al entrar en la capital vió por todas partes los paveses de fiesta, que debían durar un año entero; y á cada puerta oyó resonar instrumentos de música y manifestaciones de alegría. Y deseosa de saber el motivo de aquellos regocijos, preguntó, disfrazada siempre de hombre, cuál era la causa de la general alegría que reinaba entre los habitantes de la ciudad. Y le contestaron: «El rey estaba ciego; pero su hijo, el excelente, el hermoso Nurgihán, ha conseguido, después de trabajos infinitos, traerle la rosa marina de la joven de China. Y el simple contacto de esta rosa milagrosa con los ojos del rey le ha devuelto la vista. Y se le han tornado los ojos luminosos como estrellas. Y con este motivo, ha or-