pués de las zalemas, le dijo: «¡Oh jefe de los genn y corona suya! Gracias á tu benevolencia, he realizado plenamente lo que tenía que hacer y he obtenido lo que deseaba. Y ahora, cumpliendo mi promesa, vengo á devolverte fielmente tu bien, que ha crecido y se ha hermoseado, y á recoger mi bien.» Y así diciendo, quiso ponerle en la mano el depósito que llevaba.
»Pero el genni le contestó: «Ciertamente, tu formalidad es mucha formalidad, y tu honradez es extremada. Pero, con gran sentimiento mío, debo decirte que ahora no tengo gana de recuperar lo que te he prestado ni de darte lo que llevo conmigo. Es cosa decidida, y el Destino lo ha dispuesto así. Porque, desde que nos separamos, ha ocurrido algo que impide para en lo sucesivo todo cambio entre nosotros.» Y la antigua joven preguntó: «¿Y qué es ¡oh gran genni! lo que nos impide á ambos recuperar nuestro respectivo sexo?» Él contestó: «Has de saber ¡oh antigua joven! que te he esperado aquí mucho tiempo, velando delicadamente por el depósito que me habías confiado á cambio del mio; y no perdoné nada para conservarlo en su estado encantador de virginidad y de candor, cuando he aquí que, un día, un genni, intendente de estos dominios, pasó por la selva y vino á verme. Y por mi nuevo olor comprendió que yo era portador de un sexo que él no sabia que tuviese. Y experimentó por mi un amor violento; y excitó en mi el mismo sentimiento, recíprocamente. Y se unió conmigo de