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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

Sin embargo, á pesar de la curación del rey, los dos hijos mayores, que se habían vuelto con la nariz alargada, pretendieron que aquella rosa marina no estaba dotada de virtudes milagrosas, y que el rey había recobrado la vista sólo merced á la hechicería y á la intervención, en aquel asunto, del demonio lapidado.

Pero su padre el rey, furioso por sus alegatos y descontento de su falta de discernimiento, los reunió en presencia de su hermano Nurgihán, y les pronunció un discurso severo, y les dijo: «¿Por qué dudáis del efecto de esta rosa en mi vista? Entonces, ¿no creéis que Alah el Altísimo pueda poner la curación en el corazón de una rosa, cuando puede hacer de una mujer un hombre y de un hombre una mujer? Escuchad, por cierto, ahora que viene á punto, lo que le sucedió á la hija de un rey de la India.» Y dijo:


«En la antigüedad del tiempo, había un rey de la India que poseía en su harén cien mujeres hermosas y jóvenes, escogidas entre millares de jovenzuelas que no tenían igual en los palacios de los reyes. Pero ninguna concebía de él ni paria. Y aquello tenía triste y apenado al rey de la India, que ya estaba viejo y encorvado por la edad. Pero al fin, por obra de la omnipotencia de Alah, la más joven de las esposas del rey se quedó encinta, y después de nueve meses, echó al mundo una hija muy hermosa y de un aspecto verdaderamente feé-