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HISTORIA DE LA ROSA MARINA...

el conocimiento, y lanzando un profundo suspiro, se acercó á la almohada de la hermosa que le hechizaba, y no pudo por menos de recitar estos versos:

¡Cuando duermes en la púrpura, tu faz clara es como la aurora, y tus ojos cual los cielos marinos!
¡Cuando tu cuerpo, vestido de narcisos y de rosas, se pone de pie y se alarga estirado, no le igualaria la palmera que crece en Arabia!
¡Cuando tus finos cabellos, donde arden pedrerías, caen á plomo ó se despliegan ligeros, ninguna seda valdría lo que su trama natural!

Tras de lo cual, queriendo dejar á la bella durmiente un indicio de su entrada en aquel lugar, le puso al dedo un anillo que llevaba, y le quitó del suyo la sortija que llevaba ella, poniéndosela en su propio dedo. Y salió entonces del pabellón, sin despertarla, recitando estos versos:

¡Abandono este jardín llevando en mi corazón, como el tulipán sangriento, la herida del amor!
¡Desgraciado el que sale del jardín del mundo sin llevarse ninguna flor en la orla de su traje!

Y fué en busca del genni guardián de la selva, que le esperaba á la puerta del jardín, y le rogó que le transportara sin tardanza al reino del rey Zein El-Muluk, al Scharkistán. Y el genni contestó: «¡Oir