Luego entró en el pabellón. Y encontró á la joven muerta. Y se sentó á llorarla, recitando versos alusivos á su belleza. Y le cogió la mano para besarsela, y vió aquellos dedos tan finos y tan bonitos. Y mientras los admiraba, observó en uno la brizna de lino entre la uña y la carne. Y le chocó la brizna de lino, y la arrancó delicadamente.
Y al punto la joven salió de su desmayo...
PERO CUANDO LLEGÓ LA 951.ª NOCHE |
Ella dijo:
...Y al punto la joven salió de su desmayo, y se incorporó á medias, y sonrió al joven príncipe, y le dijo: «¿Dónde estoy?» Y él la estrechó contra sí, y contestó: «¡Conmigo!» Y la besó, y se acostó con ella. Y permanecieron juntos cuarenta días y cuarenta noches, en el límite de la satisfacción.
Luego se despidió él de ella, diciéndole: «Me voy, porque el visir de mi padre está esperando á la puerta. Le llevaré al palacio y volveré.»
Y bajó en busca del visir. Y salió con él y atravesó el jardín. Y salieron á su encuentro rosas blancas y jazmines. Y le conmovió aquel encuentro, y