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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

Luego entró en el pabellón. Y encontró á la joven muerta. Y se sentó á llorarla, recitando versos alusivos á su belleza. Y le cogió la mano para besarsela, y vió aquellos dedos tan finos y tan bonitos. Y mientras los admiraba, observó en uno la brizna de lino entre la uña y la carne. Y le chocó la brizna de lino, y la arrancó delicadamente.

Y al punto la joven salió de su desmayo...

En este momento de su narración, Schahrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente.


PERO CUANDO LLEGÓ
LA 951.ª NOCHE

Ella dijo:

...Y al punto la joven salió de su desmayo, y se incorporó á medias, y sonrió al joven príncipe, y le dijo: «¿Dónde estoy?» Y él la estrechó contra sí, y contestó: «¡Conmigo!» Y la besó, y se acostó con ella. Y permanecieron juntos cuarenta días y cuarenta noches, en el límite de la satisfacción.

Luego se despidió él de ella, diciéndole: «Me voy, porque el visir de mi padre está esperando á la puerta. Le llevaré al palacio y volveré.»

Y bajó en busca del visir. Y salió con él y atravesó el jardín. Y salieron á su encuentro rosas blancas y jazmines. Y le conmovió aquel encuentro, y