«¡Transpórtame en línea recta en medio del patio del palacio real!» Y la alfombra ejecutó la orden en aquella hora y en aquel instante, y dejó al hijo del tañedor de clarinete en el patio del palacio consabido, en el sitio donde generalmente se efectuaban las luchas con la princesa.
Y el mozuelo exclamó: «¡Aquí está el luchador! ¡Que venga su vencedora!» Y en presencia de todos, bajó la joven al centro del patio, y se puso en la alfombra frente al muchacho. Y al punto golpeó él la alfombra con su varita, diciendo: «¡Vuela con nosotros hasta la cumbre de la montaña Kaf!» Y la alfombra se elevó por los aires en medio del asombro general, y en menos tiempo del que se necesita para cerrar un ojo y abrirlo, los dejó en la cumbre de la montaña Kaf.
Entonces el mozuelo dijo á la joven: «¿Quién es el vencedor ahora? ¿La que me ha sacado del pecho la curcusilla de gallina, ó el que se ha apoderado de la hija del rey en medio de su palacio?...»