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HISTORIA DE BAIBARS...

por ciudades y pueblos, dando las señas del muchacho, hasta que le encontró en el campo, dormido. Y se acercó sigilosamente á él para matarle; pero el muchacho, que no dormia mas que con un ojo, se despertó sobresaltado. Y el judio le gritó: «Ven aquí, ¡oh hijo de la clarinetera! ¿Quién te mandó comerte la curcusilla? Por ella he dado una caja llena de oro y he impuesto condiciones á tu madre. ¡Y ahora voy á llevar á cabo una de las condiciones, que es tu muerte!» Y el muchacho le contestó, sin inmutarse: «Vete, ¡oh judío! ¿No te da vergüenza hacer todo este viaje por una curcusilla de gallina? ¿Y no es una vergüenza mayor aún querer abrirme el vientre á causa de esa curcusilla?» Pero el judio contestó: «Yo sé lo que tengo que hacer.» Y sacó del cinto su cuchillo para abrir el vientre al muchacho. Pero el chico cogió al judío con una sola mano y le alzó en vilo, y le tiró contra el suelo, moliéndole los huesos y dejándole más ancho que largo. Y el judío (¡maldito sea!) murió al instante.

Pero el muchacho debía experimentar pronto los efectos de aquella curcusilla de gallina en su persona. Efectivamente, volvió sobre sus pasos para regresar á casa de su madre; pero se perdió en el camino y llegó á una ciudad en donde vió un palacio de rey, á la puerta del cual había colgadas cuarenta cabezas menos una. Y preguntó á la gente: «¿Por qué están colgadas ahí esas cabezas?» Le contestaron: «El rey tiene una hija muy fuerte en la lucha personal. Quien entre y la venza, se ca-