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HISTORIA DEL JOROBADO...

dejas de dulces, y salió cargado de este modo. Pero apenas se vió fuera el maldito, cuando llamó á dos ganapanes, les entregó la carga, les mandó que la llevasen á su casa, y se emboscó en una calleja, ace- chando mi salida.

En cuanto á mi, apenas desapareció el barbero, me lavé lo más de prisa posible, me puse la mejor ropa, y salí de mi casa. E inmediatamente oí la voz de los muezines, que llamaban á los creyentes á la oración aquel santo día de viernes:


¡Bismillahirramanirrahim! ¡En nombre de Alah, el Clemente sin límites, el Misericordioso! ¡Loor á Alah, Señor de los hombres, Clemente y Mi- sericordioso! ¡Supremo soberano, Arbitro absoluto el dia de la Re- tribución! ¡A ti adoramos, tu socorro imploramos! ¡Dirigenos por el camino recto, Por el camino de aquellos á quienes colmaste de be- neficios, Y no por el camino de aquellos que incurrieron en tu cóleru, ni de los que se han extraviado!


Al verme fuera de casa, me dirigí apresurada- mente á la de la joven. Y cuando llegué á la puer- ta del kadi, instintivamente volví la cabeza y vi al maldito barbero á la entrada del callejón. Pero como la puerta estaba entornada, esperando que yo llegase, me precipité dentro y la cerré en seguida.