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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

haga recaer en tu enfermedad de modo más grave que la primera vez.» Entonces dije: «Hoy no me es posible aceptar tu invitación; otro día será.» Y él contestó: «Lo más ventajoso para ti es que apresures el momento de venir á mi casa, para que disfrutes de toda la urba- nidad de mis amigos y te aproveches de sus admi- rables cualidades. Así, obrarás según dice el poeta: 1Amigo, no difieras nunca el aprovecharte del goce que se te ofrece! ¡No dejes nunca para otro día la volup- tuosidad que pasa! ¡Porque la voluptuosidad no pasa todos los días, ni el goce ofrece diariamente sus labios á tus labios! ¡Sabe que la fortuna es mujer, y como la mujer, mudable!» Entonces, con tanta arenga y tanta habladuria, hube de echarme á reir, pero con el corazón lleno de rabia. Y después dije al barbero: «Ahora te man- do que acabes de afeitarme y me dejes ir por el camino de Alah, bajo su santa protección, y por tu parte, ve á buscar á tus amigos, que á estas horas te estarán aguardando.» Y el barbero repuso: «Pero ¿por qué te niegas? Realmente, no es que te pida una gran cosa. Fijate bien: que vengas á conocer á mis amigos, que son unos compañeros deliciosos y que nada tienen de indiscretos ni de importunos. Y aún podría decirte que, en cuanto los veas una vez nada más, no querrás tener trato con otros, y abandonarás para siempre á tus actuales amigos.»