mío! Los arrebatos son tentaciones del Cheitán. >> Y me recitó estas estrofas:
¡Oh sabio! ¡Medita mucho tiempo tus propósitos, y no tomes nunca resoluciones precipitadas, sobre todo cuando te elijan para ser juez en la tierra! ¡Oh juez! ¡Nunca juzgues con dureza, y encontrarás misericordia cuando te toque el turno fatal! ¡Y no olvides jamás que no hay en la tierra mano tan poderosa que no pueda ser humillada por la mano de Alah, que la domina! ¡Y tampoco olvides que el tirano ha de encontrar siempre otro tirano que le oprimirá!
Después me dijo: «¡Oh mi señor! Ya veo sobra-
damente que no te merecen ninguna consideración
mis méritos ni mi talento. Y sin embargo, esta mis-
ma mano que hoy te afeita es la misma mano que
toca y acaricia la cabeza de los reyes, emires, vi-
sires y gobernadores; en una palabra, la cabeza de
toda la gente ilustre y noble. Y debía referirse á mí
ó á alguien que se me pareciese el poeta que habló
de este modo:
¡Considero todos los oficios como collares preciosos,
pero el de barbero es la perla más hermosa del collar!
¡Supera en sabiduría y grandeza de alma á los más
sabios y á los más ilustres, y su mano domina la cabeza
de los reyes!>>