cia, la ciencia de los números, la geometría, el ál- gebra, la filosofía, la arquitectura, la historia y las tradiciones de todos los pueblos de la tierra, Por eso tengo mis motivos para aconsejarte, ¡oh mi se- ñor! que hagas exactamente lo que dispone el horós- copo que acabo de obtener gracias á mi ciencia y al examen de los cálculos astrales. Y da gracias á Alah, que me ha traído á tu casa, y no me desobe- dezcas, porque sólo te aconsejo tu bien por el inte- rés que me inspiras. Ten en cuenta que no te pido mas que servirte un año entero sin ningún salario. Pero no hay que dejar de reconocer, á pesar de todo, que soy un hombre de bastante mérito y que me merezco esta justicia.» A estas palabras le respondi: «Eres un verdade- ro asesino, que te has propuesto volverme loco y matarme de impaciencia.» En este momento de su narración, Schahrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente. PERO CUANDO LLEGÓ LA 29.a NOCHE Ella dijo: He llegado á saber ¡oh rey afortunado! que cuan- do el joven dijo al barbero: «Vas á volverme loco y á matarme de impaciencia», el barbero respondió:
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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE