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HISTORIA DEL JOROBADO...

plico, ¡oh mi señor! que no insistas en retenerme! Porque hay aquí una persona que me obliga á reti- rarme, y es ese barbero que está sentado en medio de vosotros. >>

Estas palabras sorprendieron extraordinaria- mente al amo de la casa, y nos dijo: «¿Cómo es po- sible que á este joven, que acaba de llegar de Bag- dad, le moleste la presencia de ese barbero que está aquí?» Entonces todos los convidados nos diri- gimos al joven, y le dijimos: «Cuéntanos, por favor, el motivo de tu repulsión hacia ese barbero. >> Y él contestó: «Señores, ese barbero de cara de alqui- trán y alma de betún fué la causa de una aventura extraordinaria que me sucedió en Bagdad, mi ciu- dad, y ese maldito tiene también la culpa de que yo esté cojo. Así es que he jurado no vivir nunca en la ciudad en que él viva, ni sentarme en sitio en donde él se sentara. Y por eso me vi obligado á salir de Bagdad, mi ciudad, para venir á este país lejano. Pero ahora me lo encuentro aquí. Y por eso me marcho ahora mismo, y esta noche estaré lejos de esta ciudad, para no ver á ese hombre de mal agüero.»

Y al oirlo, el barbero se puso pálido, bajó los ojos y no pronunció palabra. Entonces insistimos tanto con el joven, que se avino á contarnos de este modo su aventura con el barbero.