Relato del intendente del rey de la China «Sabe, ¡oh rey de los siglos y del tiempo! que la noche última me convidaron á una comida de boda, á la cual asistían los sabios versados en el Libro de la Nobleza. Terminada la lectura del Corán, se tendió el mantel, se colocaron los manjares y se trajo todo lo necesario para el festín. Pero entre otros comestibles, habia un plato de arroz prepa- rado con ajos, que se llama rozbaja, y que es deli- cioso si está en su punto el arroz y se han dosifi- cado bien los ajos y especias que lo sazonan. Todos empezamos á comerlo con gran apetito, excepto uno de los convidados, que se negó rotundamente á tocar este plato de rozbaja. Y como le instábamos á que lo probase, juró que no haría tal cosa. Enton- ces repetimos nuestro ruego, pero él nos dijo: «Por favor, no me apremiéis de ese modo. Bastante lo pagué una vez que tuve la desgracia de probarlo. >> Y recitó esta estrofa: ¡Si no quieres tratarte con el que fué tu amigo y de- seas evitar su saludo, no pierdas el tiempo en inventar estratagemas: huye de él! Entonces no quisimos insistir más. Pero le pre- guntamos: «¡Por Alah! ¿Cuál es la causa que te im-
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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE