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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

He aquí que me tratas como hizo un cocodrilo.» Entonces preguntó el rey: «¿Qué historia es esa de un cocodrilo?» Y el médico dijo: «¡Oh señor! No es posible contarla en este estado. ¡Por Alah sobre ti! Consérvame la vida, y Alah te la conservará.» Y después comenzó á derramar copiosas lágrimas. Entonces algunos de los favoritos del rey se levantaron y dijeron: «¡Oh rey! Concédenos la sangre de este médico, pues nunca le hemos visto obrar en contra tuya; al contrario, le vimos librarte de aquella enfermedad que había resistido á los médicos y á los sabios.» El rey les contestó: «Ignoráis la causa de que mate á este médico; si lo dejo con vida, mi perdición es segura, porque si me curó de la enfermedad con una cosa que tuve en la mano, muy bien podría matarme dándome á oler cualquier otra. Tengo mucho miedo de que me asesine para cobrar el precio de mi muerte, pues debe ser un espía que ha venido á matarme. Su muerte es necesaria; sólo así podré perder mis temores.» Entonces el médico imploró otra vez: «Consérvame la vida, para que Alah te la conserve; y no me mates, para que no te mate Alah.»

Pero ¡oh efrit! cuando el médico se convenció de que el rey le quería matar sin remedio, dijo: «¡Oh rey! Si mi muerte es realmente necesaria, déjame ir á mi casa para despachar mis asuntos, encargar á mis parientes y vecinos que cuiden de enterrarme, y sobre todo para regalar mis libros de medicina. A fe que tengo un libro que es verdaderamente el