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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

Omnipotente!» Luego dijo: «En verdad que este donativo de Alah es asombroso.» Y recitó los siguientes versos:


¡Oh buzo que giras ciegamente en las tinieblas de la noche y de la perdición! ¡Abandona esos penosos trabajos; la fortuna no gusta del movimiento!


Sacó la red; exprimiéndola el agua, y cuando hubo acabado de exprimirla, la tendió nuevamente. Después, internándose en el agua, exclamó: «¡En el nombre de Alah!» Y arrojó la red de nuevo, aguardando que llegara al fondo. Quiso entonces sacarla, pero notó que pesaba más que antes y que estaba más adherida, por lo cual la creyó repleta de una buena pesca; y arrojándose otra vez al agua, la sacó al fin con gran trabajo, llevándola á la orilla, y encontró una enorme tinaja llena de arena y barro. Al verla, se lamentó mucho y recitó estos versos:


¡Cesad, vicisitudes de la suerte, y apiadaos de los hombres!

¡Qué tristeza! ¡Sobre la tierra ninguna recompensa es igual al mérito, ni digna del esfuerzo realizado por alcanzarla!

¡Salgo de casa á veces para buscar candorosamente la fortuna, y me enteran de que la fortuna hace mucho tiempo que murió!

¿Es así, ¡oh fortuna! como dejas á los sabios en la sombra, para que los necios gobiernen el mundo?