sobre ti! No te ocupes más del asunto, pues va á perecer tu marido, el padre de tus hijos.» Pero ella replicó: «Aunque le cueste la vida, no le dejaré en paz hasta que me haya dicho su secreto.» Entonces ya no le rogaron más. El comerciante se apartó de ellos y se dirigió al estanque de la huerta para hacer sus abluciones y volver inmediatamente á revelar su secreto y morir.
Pero había allí un gallo lleno de vigor, capaz de dejar satisfechas á cincuenta gallinas, y junto á él hallábase un perro. Y el comerciante oyó que el perro increpaba al gallo de este modo: «¿No te avergüenza el estar tan alegre cuando va á morir nuestro amo?» Y el gallo preguntó: «¿Por qué causa va á morir?»
Entonces el perro contó toda la historia, y el gallo repuso: «¡Por Alah! Poco talento tiene nuestro amo. Cincuenta esposas tengo yo, y á todas sé manejármelas perfectamente, regañando á unas y contentando á otras. ¡En cambio, él sólo tiene una y no sabe entenderse con ella! El medio es bien sencillo: bastaría con cortar unas cuantas varas de morera, entrar en el camarín de su esposa y darle hasta que sucumbiera ó se arrepintiese. No volvería á importunarle con preguntas.» Así dijo el gallo, y cuando el comerciante oyó sus palabras se iluminó su razón, y resolvió dar una paliza á su mujer.»