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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

gió después hacia la pradera. Los reyes, asustados, se subieron á la cima del árbol, que era muy alto, y se pusieron á mirar lo que tal cosa pudiera ser. Y he aquí que la columna de humo se convirtió en un efrit[1] de elevada estatura, poderoso de hombros y robusto de pecho. Llevaba un arca sobre la cabeza. Puso el pie en el suelo, y se dirigió hacia el árbol y se sentó debajo de él. Levantó entonces la tapa del arca, sacó de ella una caja, la abrió, y apareció en seguida una encantadora joven, de espléndida hermosura, luminosa lo mismo que el sol, como dijo el poeta:


¡Antorcha en las tinieblas, ella aparece y es el día! ¡Ella aparece y con su luz se iluminan las auroras!
¡Los soles irradian con su claridad y las lunas con las sonrisas de sus ojos!
¡Que los velos de su misterio se rasguen, é inmediatamente las criaturas se prosternan encantadas á sus pies!
¡Y ante los dulces relámpagos de su mirada, el rocío de las lágrimas de pasión humedece todos los párpados!


Después que el efrit hubo contemplado á la hermosa joven, le dijo: «¡Oh soberana de las sederías! ¡Oh tú, á quien rapté el mismo día de tu boda! Quisiera dormir un poco.» Y el efrit colocó la cabeza en las rodillas de la joven y se durmió.

Entonces la joven levantó la cabeza hacia la copa del árbol y vió ocultos en las ramas á los dos reyes. En seguida apartó de sus rodillas la cabeza del efrit, la puso en el suelo, y les dijo por señas: «Bajad, y no tengáis miedo de este efrit.» Por señas, le respondieron: «¡Por Alah sobre ti! ¡Dispénsanos de lance tan peligroso!» Ella les dijo: «¡Por Alah so-


  1. Efrit: astuto, sinónimo de genio.