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A SUS AMIGOS
responde en sordina ó á toda voz con un ¡ah! ¡ah!... largo, sabiamente modulado, extático, arquitectónico.
Y esto se debe á que el árabe no es mas que un instintivo, pero afinado, exquisito. Ama la línea pura y la adivina con su imaginación cuando es irreal.
Pero es parco en palabras y sueña... sueña.
Y ahora, amigos míos...
Yo os prometo, sin miedo de mentir, que el telón va á levantarse sobre la más asombrosa, la más complicada y la más espléndida visión que haya alumbrado jamás sobre la nieve del papel el frágil útil del cuentista.
Doctor J. C. MARDRUS