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HISTORIA DEL MANDADERO...

Y yo repuse: «Pero ¿vas á matar á todo el mundo por causa mía? Sabe que esto ha ocurrido sencillamente por voluntad de Alah, y por el Destino, á quien gobierna.» Al oirme, mi esposo no pudo contener su furia y gritó: «¡Oh pérfida! ¡Basta de mentiras! ¡Vas á sufrir el castigo de tu crimen!» Y me trató con las palabras más duras, y á una llamada suya se abrió la puerta y entraron siete negros terribles, que me sacaron de la cama y me tendieron en el centro del patio. Entonces mi esposo mandó á uno de estos negros que me sujetara por los hombros y se sentara sobre mí y á otro negro que se apoyase en mis rodillas para sujetarme las piernas. Y en seguida avanzó un tercer negro con una espada en la mano, y dijo: «¡Oh mi señor! le asestaré un golpe que la partirá en dos mitades.» Y otro negro añadió: «Y cada uno de nosotros cortará un buen pedazo de carne y se lo echará á los peces del río de la Dejla[1], pues así debe castigarse á quien hace traición al juramento y al cariño.» Y en apoyo de lo que decía, recitó estos versos:


¡Si supiese que otro participa del cariño de la que amo, mi alma se rebelaría hasta arrancar de ella tal amor de perdición! Y le diría á mi alma: ¡Mejor será que sucumbamos nobles! ¡Porque no alcanzará la dicha el que ponga su amor en un pecho enemigo!


Entonces mi esposo dijo al negro que empuñaba


  1. El Tigris.