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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

que hace un año que estoy haciendo este trabajo, y sólo Alah lo sabe.» Y luego añadió: «Y ahora ruega á Alah que no me abrume de tristeza por estar lejos de ti, primo mío.» En seguida bajó la escalera, y desapareció en la tumba. Cuando hubo desaparecido de mi vista, me levanté, volví á poner la losa, é hice todo lo demás que me había mandado, de modo que la tumba quedó como antes estaba.

Regresé al palacio, pero mi tío se había ido de caza, y entonces decidí acostarme aquella noche. Después, cuando vino la mañana, comencé á reflexionar sobre todas las cosas de la noche anterior, y singularmente sobre lo que me había ocurrido con mi primo, y me arrepentí de cuanto había hecho. ¡Pero con el arrepentimiento no remediaba nada! Entonces volví hacia las tumbas y busqué, sin poder encontrarla, aquélla en que se había encerrado mi primo. Y seguí buscando hasta cerca del anochecer, sin hallar ningún rastro. Regresé entonces al palacio, y no podía beber, ni comer, ni apartar el recuerdo de lo que me había ocurrido con mi primo, sin poder descubrir qué era de él. Y me afligí con una aflicción tan considerable, que toda la noche la pasé muy apenado hasta la mañana. Marché en seguida otra vez al cementerio, y volví á buscar la tumba entre todas las demás, pero sin ningún resultado. Y continué mis pesquisas durante siete días más, sin encontrar el verdadero camino. Por lo cual aumentaron de tal modo mis temores, que creí volverme loco.