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HISTORIA DEL PESCADOR Y EL EFRIT

era muy hermoso; su frente parecía una flor, sus mejillas igual que la rosa, y en medio de una de ellas tenía un lunar como una gota de ámbar negro. Ya lo dijo el poeta:


¡El joven es esbelto y gentil! ¡Sus cabellos de tinieblas son tan negros que forman la noche! ¡Su frente es tan blanca que ilumina la noche! ¡Nunca los ojos de los hombres presenciaron una fiesta como el espectáculo de sus gracias!

¡Le conocerás entre todos los jóvenes por el lunar que tiene en la rosa de su mejilla, precisamente debajo de uno de sus ojos!


Al verle, el rey, muy complacido, le dijo: «¡La paz sea contigo!» Y el joven siguió echado en la cama, vistiendo un traje de seda bordado de oro. Con un acento de tristeza que parecía extenderse por toda su persona, devolvió el saludo al rey y dijo: «¡Oh señor! Perdona que no me pueda levantar!« Pero el rey contestó: «¡Oh joven! Entérame de la historia de ese lago y de sus peces de colores, asi como del misterio de este palacio y de la causa de tu soledad y de tus lágrimas.» Al oirlo, el joven derramó nuevas lágrimas, que corrían á lo largo de sus mejillas, y el rey se asombró y le dijo: «¡Oh joven! ¿qué es lo que te hace llorar?» Y el joven respondió: «¿Cómo no he de llorar, si me veo en este estado?» Y el joven, alargando las manos hacia el borde de su túnica, la levantó. Y entonces el rey