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HISTORIA DEL PESCADOR Y EL EFRIT

puso esta olla en la cabeza y se encaminó al palacio del rey, según el efrit le había ordenado. Cuando el pescador se presentó al rey y le ofreció los peces, el rey se asombró hasta el límite del asombro al ver aquellos peces que le ofrecía el pescador, porque nunca los había visto en su vida, ni de aquella especie ni de aquella calidad, y dispuso: «Que entreguen esos peces á nuestra cocinera negra.» Porque esta esclava se la había regalado, hacía tres días solamente, el rey de los Rum, y aún no había tenido ocasión de lucirse en su arte de la cocina. Así es que el visir le mandó que friera los peces, y le dijo: «¡Oh buena negra! Me encarga el rey que te diga: «Si te guardo como un tesoro, ¡oh gota de mis ojos! es porque te reservo para el día del ataque [1], De modo que demuéstranos hoy tu arte de cocinera y lo bueno de tus platos.» Dicho esto, volvió el visir después de hacer sus encargos, y el rey le ordenó que diera al pescador cuatrocientos dinares. Habiéndoselos dado el visir, los guardó el pescador en una halda de su túnica, y volvió á su casa, cerca de su esposa, lleno de alegría y de expansión. Después compró á sus hijos todo lo que podían necesitar. Y hasta aquí es lo que le ocurrió al pescador.

En cuanto á la negra, cogió los peces, los limpió y los puso en la sartén. Después dejó que se frieran bien por un lado y los volvió en seguida del otro, Pero entonces, súbitamente, se abrió la pared de la

  1. Es decir, para las grandes ocasiones.