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HISTORIA DEL PESCADOR Y EL EFRIT

comprendido, por tu conducta conmigo, que eres de mala raza, Pero has de saber que voy á echarte al mar, y enteraré de lo ocurrido á todos los que intenten sacarte, y así te arrojarán de nuevo, y entonces permanecerás en ese mar hasta el fin de los tiempos para disfrutar todos los suplicios.» El efrit le contestó: «Suéltame, que ha llegado el momento de contarte la historia. Además, te prometo no hacerte jamás ningún daño, y te seré muy útil en un asunto que te enriquecerá para siempre.» Entonces el pescador se fijó bien en esta promesa de que, si libertaba al efrit, no sólo no le haría jamás ningún daño, sino que le favorecería en un buen negocio. Y cuando se aseguró firmemente de su fe y de su promesa, y le tomó juramento por el nombre de Alah Todopoderoso, el pescador abrió el jarrón. Entonces el humo empezó á subir, hasta que salió completamente, y se convirtió en un efrit, cuyo rostro era espantosamente horrible. El efrit dió un puntapié al jarrón y lo tiró al mar. Cuando el pescador vió que el jarrón iba camino al mar, dió por segura su propia perdición, y orinándose encima, dijo: «Verdaderamente, no es esto una buena señal.» Después intentó tranquilizarse y dijo: «¡Oh efrit! Alah Todopoderoso ha dicho: «Hay que cumplir los juramentos, porque se os exigirá cuenta de ellos.» Y tú prometiste y juraste que no me harías traición. Y si me la hicieses, Alah te castigará, porque es celoso, es paciente y no olvida. Y yo te digo lo que el médico Ruyán al rey Yunán; Consérvame, y Alah te conservará.» Al