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CAPÍTULO V.


No hay plazo que no se cumpla ni tiempo que no llegue, y llegó el de la conferencia astronómica tan ardientemente esperada por los niños. For fortuna, la noche estaba tan clara y serena como la anterior, y no se presentaba inconveniente alguno para las observaciones, que habían de ser en extremo sorprendentes, según indicó D. Alberto, con lo que la curiosidad de Luis y Adela llegó á excitarse en más alto grado aún.

Colocado ya el anteojo en su trípode, sobre el que podía girar fácilmente, así como colocarse a la altura necesaria, por medio de un semicírculo graduado, dijo D. Alberto á sus sobrinos:

—Os he hablado ayer de los cuatro primeros