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CAPÍTULO VIII.




El siguiente día fué de regocijo para toda la familia. Lázaro, el hijo de D. Alberto, había enviado á su padre un telegrama anunciándole que acababa de verificar con nota de sobresaliente los ejercicios de licenciatura en Medicina y Cirugía. Encargábale que diese de su parte muchos abrazos á sus tíos y sus primos, á los que tendría el gusto de volver á ver muy en breve.

Sería inútil tratar de describir la satisfacción que embargaba el alma de D. Alberto. Los padres reciben la noticia de los triunfos de sus hijos con mayor júbilo aun que el que éstos experimentan, y nada endulza tanto las fatigas y achaques de su

LAS MARAVILLAS DEL CIELO.
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