sin disminuir absolutamente, y que el rayo de luz, según queda enunciado más arriba, no se pierde por razones de distancia, viajando incesantemente. No era necesario el radium, como se ve, para hacer perceptible la infinitud de la energía, pues bastaba observar la más mísera candela como fuente de luz y de calor; pero la ciencia requiere también sus maravillas. Por lo demás, sostenemos que el olor es también una forma de radioactividad, como lo prueba el ejemplo bien conocido de la partícula de almizcle que perfuma durante un siglo sin variar de peso. Ya veremos todo el alcance de estas consideraciones[1].
La materia, pues, existía ya, cada vez con mayor tendencia hacia la inercia; y para valemos de una analogía gráfica, que encierra una verdad, por otra parte, diremos que la tensión eléctrica se había transformado en gravedad, identificándose con el volumen. La materia es, si se tiene esto en cuenta, electricidad neutra cuya tensión se ha transformado en gravedad[2].
- ↑ La emanación continua cbl radium, tanto como la propagación de la luz, el desprendimiento odorífero, etc., resultan ser movimiento perpetuo. La locura del pasado, es la razón del presente.
- ↑ No damos á la palabra gravedad, su acepción corriente. Para nosotros, gravedad es atracción magnética, por más extraño que esto pueda parecer. Por lo demás, la atracción en razón directa de las masas é inversa del cuadrado de las distancias, no se efectúa conforme á esta ley, según es sabido, en las masas muy pequeñas; y en las grandes, existe un hecho por demás curioso: los cometas desarrollan su cola materia más tenue que el núcleo, en oposición al sol por el cual son atraídos en razón directa de las masas, etc. Se ve, entonces, que la gravedad tiene contradicciones harto serias.