de luz, y por consiguiente no existiría la noche.
Newcomb supone, basándose sobre las paralajes de las estrellas y por medio de complicados cálculos cuyo resumen es imposible sin confusión, que nuestro universo es una estera de siete mil millones de millones de leguas de radio[1]. Sin aceptar especialmente ningún cálculo, opinamos que nuestro universo es limitado en efecto, es decir un organismo en evolución por enorme que se lo considere; si bien esto no supone que rechacemos la eterna actividad del cosmos en el infinito[2].
Nuestra teoría va apoyada en todo su desarrollo por hechos científicos, desde el rayo primordial hasta la generación de los átomos; consistiendo su diferencia con el criterio positivista, en que no hace distinción fundamental entre fuerza y materia, ó considera pues los elementos permutables y provenientes de una sola causa: la energía absoluta. Salvo esta última parte, la ciencia va aceptando
- ↑ Es curioso que el número 7, el número sagrado por excelencia, reaparezca como cifra inicial de este resultado; pero lo es más aún el que la docena y la decena, también números sagrados, estén significados en la población de ciento veinte millones (diez docenas de millones) de estrellas que los mismos cálculos asignan al universo.
- ↑ Del propio modo que no se niega la continuidad de la vida, porque los organismos individuales acaben.