nuídas ó aceleradas sus velocidades, la línea que los íorma se rompe y el ser perece: reingresa en el no ser, que es para él el ser absoluto, el infinito. Este es el concepto superior de la muerte.
Semejantes seres, son lo que en nuestro lenguaje se llama "espíritus", es decir existencias incorpóreas, bien que limitadas y dinámicas; y así es cómo procediendo la materia, de la energía pura localizada en movimiento, en íorma, en extensión, el esplritualismo resulta una consecuencia lógica de la organización universal, y la inmortalidad del alma un fenómeno natural en el universo. Más adelante veremos que esas fuerzas primordiales tienen que ser inteligencias y voluntades en acción, si la ciencia positiva no quiere caer en el mismo contrasentido que las religiones, asignando al hombre un papel extranatural.
La vida que para esos seres rectilíneos es moverse en una sola dirección, dinamiza á su paso la luz amorfa incorporándola á cada uno de ellos, pero sin conservarla en él. En realidad lo único que permanece es la idea de la figura, una existencia puramente espiritual[1], como que es una idea
- ↑ Las analogías entre estas vidas con los fenómenos del mundo actual, no implican identidades. Los fenómenos de aquéllas, son los prototipos de nuestros fenómenos; son parecidos, pero no iguales.