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ENSAYO DE UNA COSMOGONÍA

vale á aquel estado inconcebible, ó sea alas tinieblas: luz absoluta. La ciencia habla ahora de luz negra, exactamente como el Zohar, libro hebreo más antiguo que la Biblia; y esta luz negra parece ser la forma más sutil del éter, teniendo una absoluta fuerza de penetración. Resulta superior á la otra luz, bien que sea invisible[1].

Transcurrida la duración de un universo como energía pura, la ley de periodicidad lo llama de nuevo á la existencia material; pero esta nueva existencia no será, naturalmente, una repetición de la antigua. Constituirá, por el contrario, una continuación de las actividades que cesaron al dejar de existir ese universo, y que han permanecido latentes en el seno de la absoluta energía[2]. De otro modo se volvería atrás, y la naturaleza nunca vuelve atrás.

¿Pero qué habrá podido ser, supongamos, el universo anterior al nuestro; aquél de que el nuestro procede?

  1. "Luz negra" y "tinieblas" no equivalen naturalmente á sombra, es decir á una diminución de luz. Son la " no-luz" en absoluto.
  2. Esta causalidad, que es la ley suprema de toda vida, tiene un símbolo admirable en el paganismo. Queremos hablar del destino (ó sea el determinismo de las causas anteriores) que era superior a todos los dioses, sin ser él mismo un dios.